13.12.10

Observadora. Bueno, chusma.

Escena extraña:

Una monja sube al colectivo con un hombre joven con camisa abierta a la altura del pecho.

Ella come chupetín.

El la tutea.

Ella no es porteña. No. Definitivamente. Tiene celular. Es su mamá (supuestamente) Cuenta historias raras de gente rara. Gente que no duerme, que se bautiza.

El hombre se rasca la nariz. Mete sus dedos dentro y aspira como reteniendo mocos. Me mira. Quiero correr la mirada, pero me cuesta.

Se acerca mi parada. Una lástima, quiero más rarezas.

 

Las situaciones del bondi.

Únicas.-

 

Bloggie

1 comentario:

N. H. dijo...

Siempre pasa que hay una historia de bondi que no querés abandonar. Un día hay que calcular que no es importante llegar a casa, sino coleccionar historias. Y cuando termine, cruzar la calle y tomar el bondi de vuelta.