26.12.10

Noche de juegos de seño.-

Así como explica mi amiga Nadia en su BLOG, salimos a airearnos de un día de mucho calor. Fuimos a cenar y a tomar cosas ricas a AcaBar. Todo re lindo, aunque el lugar que nos dieron, no era el mejor. Pero nos sirvió estar así, medio escondidas, para poder jugar tranquilas.

Elegimos dos jueguitos re de seño. Patentes y Cuéntamelo, pero el que nos dio más resultado fue el último. La idea era escribir oraciones y/o historias con 5 palabras, que eran adjetivos, sustantivos y verbos (los van a ver marcaditos)

Mi querida amiga, me decía cosas lindas de lo que escribía, a mí me divirtieron un montón. Los dejo acá, para no perderlos. También me dice que soy una prologuera, porque no me gusta escribir historias, sino intros. Y que después, cada cual imagine cómo continúa. Vagancia, quizás, pero bueh.

Ahí van:

“¡Uy, mirá! un diente de león”, me dijo. Yo pregunté, con mi guitarra en la mano: “¿Y eso qué es?” “Como un panadero, más o menos”, me respondió. “¡Ah, mirá vos!” De repente cayó rebotando una naranja podrida del naranjo donde estábamos sentados debajo. Una sensación horrible, porque se me cayó en la cabeza.


Me tambaleo, me caigo. El gorila me sostiene y me dice: “¿Viste? Menos mal que estaba yo y no ese anfibio, cabeza de chorlito de tu amigo. No lo banco. Yo lo quería expulsar hace rato del zoo, pero no se quiere ir.


No paro de desverlarme a causa de mi insomnio. Prendo la tele y los únicos canales que tengo son seis y están pasando fútbol. Mi vecino toca una sinfonía extraña con su trompeta que me estremece.


Sentada en la vereda, ví como un policía aporreaba a un hombre con un palo enorme. Él lloriqueaba mucho, tanto que hasta las ratas que estaban observando todo desde la alcantarilla con disimulo, le pedían que parara.


Titila la luz del marcador y el saque despiadado del contrincante, lo descolocó. Al Mago Coria le apretuja la vincha y no puede pensar en una estrategia, aunque sea turbia, para ganar el set y así el partido de su vida.


Amordazame, no puedo seguir comiendo ají, aunque me encanta. Ya no puedo ni murmurar, por mi aliento. Hasta la momia se asustaría y saldría corriendo como jugador de béisbol que acaba de hacer un “jonrón”.


Me gustan los deportes extremos, sí. Eso de tirarse desde un avión en paracaídas o andar en skate hasta triturarse los huesos, no. Eso es fácil. A mí me gusta irme al cementerio a excavar tumbas y que no me descubran. Eso es extremo para mí.


Tenemos un pollo medio lelo en la granja. Pero aunque es manso, se oculta porque sabe que lo van a matar para después desmenuzarlo. ¡Pobre! Encima tenía un nudo en el pescuezo. Sufrió un montón.


En mi mochila llevo un par de gaseosas para convidar a mis amigos. Yo no tomo, me hacen eructar. Y como no son egoístas me salpican con un vaso. Me escapo corriendo, pero me olvidé mi aro.


Tengo sueño, estoy somnolienta y me vuelvo insoportable cuando estoy así. En cambio cuando me divierten con algo formidable y maravilloso, puedo llegar a caerme de la risa. Pero esas cosas así, tan perfectas, no existen. Me voy a dormir.


Me patean siempre, porque soy regordete. No soy afortunado en el juego y más que desafortunado en el amor. ¡Qué loco! Siempre con la excusa de charlar, para después decirme que “me confundí”.


Quiero mi laboratorio limpio y ordenado. Sí, soy un quisquilloso. El lugar de las ratas limpio y totalmente separado del de los pterodáctilos, porque se ponen a gemir de miedo y no los soporto. Necesito silencio y paz para mi próximo invento.


“Pedro, el escamoso” dan en la tele y una propaganda de pastillas para adelgazar. Toda esta porquería superficial y consumista. Me voy a buscar mi polvoriento libro de Marx, que debe estar revolcándose en su tumba al ver esta sociedad.


Me provocan náuseas todas esas historietas de mi hijo sobre monstruos. Después no puede dormir porque tiene pesadillas. Menos mal que no conoció a su abuela, que gruñía y atemorizaba a todos mis amiguitos durante mi infancia.


Ojalá imaginen cómo continúan estas historias. Escriban, no hagan como yo.

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1 comentario:

N. H. dijo...

Impecables. Mi favorita: la del Mago Coria. Siento la tensión que lo recorre.

Si sos tan asco que no pensás seguir (mirá que tipear es más fácil que escribir) la sigo un día.

¿Sabés cuánto sale ese juego de mierda? ¡$170 en Mercado Libre! Lo hago con la Epson en cartón y listo.

¡Aguante!