17.7.10

¡Ah, pero cuánto has cambiado en este tiempo!

Bueno, sí. Tengo un perro, dos plantas, algunos nuevos amigos, unos viejos lejanos, flequillo y, a veces, me cocino.

Está tan mal cambiar? Yo no siento que haya cambiado… Siento que todo sigue igual. (?)

Bueno, bueno, ya sé, lo del perro es “heavy”, es un cambio grande. Te hace más sentimental. Eso sí es raro para mí. No por ser una fría y cínica mujer, la típica “mala de la novela”, sino porque un “animal”, un “bicho” (como le decía yo, antes) te empieza a conmover. Sí, te conmueve. Que te haga una fiesta, mejor que muchos cumpleaños cuando llegás de trabajar; que mueva la cola; que duerma a tus pies; que te mire; que te acompañe… Esas cositas, conmueven… Una gran amiga (léanla en su BLOG) me dijo cuando le conté que iba a tener un perro: TE CAMBIA LA VIDA, VAS A VER. Muy segura, ella. Y sí, es verdad.

Me voy a ver a la familia, y no lo puedo llevar. Lloré cuando me dí cuenta de eso. LLORE! Jamás lloro. Me desconocí.

Y bueno, por las demás cosas, no creo que sean tan importantes, como para que la gente se asombre tanto. Ayer me pasó, que se asombraron, diciendo la frase que titula este post. Y yo, sonreí, con mi cara de sonrisa que me caracteriza.

Bueno, me cuesta sentarme a escribir y actualizar mi querido “Líneas y más”; pero no es que no lo quiero hacer… Es que me da fiaca, a veces…

 

La vida es muerte

y

resignación.-

 

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